La reescritura participativa es un arte delicado. Se trata de confiar al “reescritor” la misión de apropiarse del proyecto artístico y del guión original, y, a partir de esos materiales y de los ejes de reescritura identificados por los Comités de lectura virtuales, de elaborar una versión retrabajada del guión fiel al proyecto inicial e integrando la visión del autor, de la idea original, así como de la producción y de toda su realidad.
La reescritura saca a la luz nuevas opciones artísticas. Asímismo, puede poner en cuestión ciertos desarrollos. Lleva a desarrollar la psicología de los personajes, su psicología, su manera de representarlos. Los lugares, impregnados muchas veces de una personalidad, han sido también retrabajados. Se trata de reforzar el vínculo entre cada uno y cada aspecto, en servicio de la idea general. Los arbitrajes entre las diferentes vías posibles se han realizado en los intercambios, que serán de gran valor para conservarlos íntegramente como archivos.
En este momento, la escritura participativa está suficientemente avanzada como para proponer a los Comités de lectura reales una continuidad dialogada, respondiendo a sus criterios de elección. De esta manera, el primer tercio de Ainara a sido propuesto a una asociación especializada en películas de autor. La apuesta consiste en seducir a los lectores de ese Comité de lectura real y de reforzar así la sinergia entre el proceso participativo y clásico.
Una vez que se finalice la reescritura, el guión será presentado a otros organismos (Centro Nacional de Cine y de imagen animada, asociaciones, fundaciones, colectivos territoriales, entidades públicas, Comisión Europea, etc.) especializados en el desarrollo y la producción de cine.
Con la gestión participativa se pretende realizar la sinergia entre la innovación de proyectos de autor y la experiencia de organismos de cine especializados.